viernes, 3 de abril de 2009

CIM-CEDOHEP: VELADA LITERARIA DEDICADA A LAS TRADICIONES PACEÑAS EN LAS COMUNIDADES RURALES





El jueves 2 de abril, el patio acogedor de la Alianza Francesa sirvio de escenario para que el Centro de Información Municipal (CIM) y el CEDOHEP llevaran a cabo la velada literaria dedicada a las tradiciones paceñas de las comunidades rurales, en donde Flor Barreto Cosio, Tito Fernando Piñeda Verdugo y Elisa Páez Rosas, leyeron algunas crónicas extraidas de la segunda edición del libro Imágenes, Crónicas y Tradiciones Paceñas, elaborado por ellos. Al inicio de la velada el profesor Gilberto Piñeda Bañuelos explicó el origen del proyecto y al final la presidenta municipal, Rosa Delia Cota Montaño, expresó sus comentarios acerca de las tradiciones paceñas y de los jóvenes autores.

La velada fue organizada por la Dirección de Cultura Municipal y se contó con la presencia de la Presidenta Municipal de La Paz, el Secretario General Municipal, la Directora General de Desarrollo Económico y Social del Muncipio; y con el Jefe del Departamento Académico de Economía de la UABCS.

La segunda edición de Imagenes, Crónicas y Tradiciones Paceñas es resultado de un Convenio de Colaboración entre el XIII Ayuntamiento de La Paz y la Universidad Autónoma de Baja California Sur.


PALABRAS DEL PROFESOR GILBERTO PIÑEDA BAÑUELOS EN LA VELADA LITERARIA DEDICADA A LAS TRADICIONES PACEÑAS EL JUEVES 2 DE ABRIL DE 2009 EN LA ALIANZA FRANCESA.

Buenas noches a todos y a todas:

El Centro de Información Municipal conocido en el Ayuntamiento como el CIM y el Centro de Documentación de Historia Económica y Política de Baja California Sur conocido en la Universidad como CEDOHEP (que por cierto este año cumple 10 años de haberse fundado); elaboraron un proyecto un poco ambicioso pero a nuestro juicio muy importante, además de interesante y pertinente, relacionado con el rescate de las tradiciones paceñas y el registro de imágenes de la geografía rural a lo largo y ancho del municipio de La Paz.

El proyecto consistía en utilizar como herramienta la historia oral y el registro fotográfico de las comunidades rurales del territorio paceño, para intentar rescatar desde la voz de los pobladores el origen de sus comunidades, las prácticas sociales de la vida rural e identificar en la medida de lo posible las tradiciones paceñas en esas comunidades.

Alguien tendría que hacer el recorrido, alguien tendría que tomar las fotografías, alguien tendría que escribir las crónicas, alguien tendría que diseñar física y visualmente el producto del trabajo que al final se lograra y quienes lo hicieran, tendrían necesariamente que convivir con lo pobladores de la comunidades rurales que visitarían.

Fue así que se les planteó a Flor,Tito y Elisa emprender este trabajo académico: Flor acababa de titularse como arquitecta y era la encargada de cartografía del CIM en el Ayuntamiento, Tito acababa de titularse de comunicólogo y se incorporaba temporalmente al Cedohep, mientras se iba a estudiar una Maestría; Elisa que ya era integrante del Cedohep, había egresado de la carrera de economía y se acababa de incorporar a la Maestría en Historia Regional.

Ellos aceptaron con mucho gusto y emprendieron un largo viaje por las comunidades: lograron visitar prácticamente todas las cabeceras delegacionales y subdelegacionales, y muchos de sus poblados y rancherías aledañas… Ellos pudieron hacer el registro de 11 mil 384 fotografías; lograron grabar 127 horas de entrevistas a los pobladores; y finalmente, lograron escribir unas crónicas y editar esta publicación que ahora es la segunda edición… Como pueden ustedes suponer, fueron muchísimas horas y varios meses de trabajo….

Cuando concluyeron su trabajo, acá en la ciudad, compartíamos juntos los nuevos sentires que habían tenido y los nuevos saberes que habían aduirido…y les pedimos que nos escribieran la impresión de esa hermosa experiencia… Solo quiero leer en esta velada, por ser literaria, precisamente, algunos pequeños fragmentos sueltos de lo que ellos escribieron al concluir su trabajo:

El Tito escribe:

Mira - me dijo Juan de Dios, en la comunidad de El Agua de Enmedio, delegación de Los Dolores- nosotros somos como la raíz de esa choya que se mete entre la piedra esa de allá arriba del cerro, ¿La ves?, -sí le dije, si la veo, claro -, pues así como ella, nosotros tenemos que vivir aquí. Imagínate. Eche un ojo hacia la choya mentada, y me quede como haciendo de mi cara todo lo posible para que él imaginara que tenía una respuesta, en la punta de la lengua, sólo necesitaba un momentito para poner en orden mi imaginación y dársela… Sin embargo, a pesar de la supuesta claridad de mi imaginación, todo siguió dando vueltas en la cabeza mía, los sentimientos se encontraron entre ellos y empezaron así como a darle forma a otros sentires más, ayudados con algunas palabras que en su momento no supe escuchar: sí, imagínate, si uno agarra una piedra y le quiere hacer un agujero con un martillo y un cincel ¿Qué pasa? Pues se quiebra ¿No? Y entonces, cómo le hace una raíz, tan delgadita y frágil, para atravesar ese cerro tan duro. Y entonces me pregunte cuando el oído recordó las palabras del Juan de Dios: ¿Será la misma choya y el mismo cerro, lo que vio quien por siempre ha tenido que dialogar con el mundo, o sea como ellos, o lo que vio su servidor, que más que dialogar con él, preferiría que funcionase a fuerza de monólogos –por razones prácticas-? ¿Será que prefiero los cinceles para hacer las cosas y ellos, la charla, el odio ensanchado, el diálogo constante con su mundo? ¿Claro?
Ese fue pues el espejo donde vi reflejado mí martillo. Esos pues son mis sentires que después de encontrarnos con sus palabras de ellos, quisieran dejar de lado los cinceles…

La Elisa escribió algo así:

Y luego, por si fuera poco, la gente, todos complementaban perfectamente los espacios nos recibían con cariño como si fuéramos amigos o familiares, cuando no éramos más que desconocidos, pues menos ganas de irse daban, nos pasaban a sus casas y aparte nos platicaban de sus vidas, sólo las personas de corazón noble como ellos lo hacen, como era… quien sabe pero cuando nos dábamos cuenta ya sabíamos si habían nacido en el lugar, si les gustaba vivir ahí y muchas otras cosas que pensaban y sentían, siempre con una sonrisa, buscando que ofrecernos, eso no se nos olvidará nunca, cómo compartían con nosotros lo que tuvieran fueran historias o fuera la rica taza de café que no faltaba, y los niños siempre ahí, atentos por lo que pudieran aportar a veces hasta sin querer por que con sólo una sonrisa o una mirada ya decían muchas cosas, todas esas mujeres, hombres y niños paceños nos ayudaron a ver el municipio desde otro lado, esas rutinas y luchas diarias, que desde la ciudad no se miran, hay que estar ahí para dimensionarlas…

Por su parte, la Flor escribió:

“...Muchas tazas de café bien negro y dulce son los primeros recuerdos de aquellos recorridos por las comunidades del municipio de La Paz, si bien la experiencia fue grande y probablemente difícil de expresar, pues el corazón muchas veces o más bien siempre, no sabe de palabras… …Al final, éste proyecto que como objetivo inicial tenía el conocer y rescatar las tradiciones paceñas, se vuelve para nosotros… y digo nosotros, porque el sentimiento siempre fue compartido; algo igual, a una jornada contra el olvido, donde esa galería de voces e imágenes nos muestran más que las “tradiciones paceñas”, que según nosotros y el gobierno valía la pena rescatar, en realidad esas tradiciones son maneras de sobrevivir en un mundo que se resiste al olvido...”

Pues bien, entre los tres hicieron el registro de la fotografía, los tres compartieron las entrevistas; Tito escribió las crónicas y Flor se encargo de digitalizar y diseñar los mapas, las fotografía, los textos de las crónicas y de editar esta publicación… Ahora hay que difundirla, vale la pena..



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